Desafío: El Origen de Gamboa

Por Rafael Loret de Mola

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A tres años y medio de distancia de la asunción de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la República es claro que nunca un mandatario en ejercicio, desde la llegada del “primer jefe” de la Revolución al Palacio Nacional, ni siquiera el renunciado “nopalitos” Pascual Ortiz Rubio –el mote siempre ha sido injusto-, había sido tan repelido por la ciudadanía. Además de la oscuridad que rodea a su enfermedad física –con tratamientos cada dos semanas en el Hospital Militar-, la actuación del titular del Ejecutivo federal ha sido, para decir lo menos, inaceptable.

Las interrogantes serias no han sido respondidas por peña ni por alguno de sus tantos voceros a quienes la ciudadanía apenas conoce por más esfuerzos que hacen para situarse bajo las candilejas; y no hay manera de ocultarlo ni siquiera por las encuestadoras a modo dispuestas a agradar a la clientela. De hecho, el político más conocido del país, para rabia de los presidenciables de otras procedencias, es Andrés Manuel lo que no significa tener ventaja por ello pues la mitad del presunto electorado lo conoce y también lo aborrece. Esto es: si se mide desde otro ángulo el propio personaje estaría situado igualmente entre quienes más rechaza la mayoría aun cuando su minoría, situada en un treinta por ciento de los votantes como base, es la más ruidosa y consistente entre las de los demás.

Hace unos días, una dama con pocos conocimientos de causa insistió en que nadie debía hablar del “fraude” en Veracruz porque ella y “la mayor parte de los veracruzanos” habían elegido a un pederasta, presunto asesino y ladrón como gobernante; le respondí, aquí mismo, que tal era muy relativo porque sólo 1.7 de cada diez veracruzanos había señalado al perverso Yunes guiados por el recelo tremendo hacia el PRI con rostro de Javier Duarte. Y es que, en la perspectiva actual y en buena medida como una de las consecuencias del llamado “efecto peña” no existe la posibilidad de superar el escollo democrático nacido de la pulverización partidista. Llegamos al punto cero de nuevo.

Hace años, allá por 1991, el ínclito yucateco e ideólogo del PAN, Carlos Castillo Peraza, se congratuló porque la “reforma política” inspirada por Carlos Salinas ofrecía la posibilidad de que con un treinta por ciento en la colecta de votos podría establecerse la mayoría camaral para evitar los pantanos de la ingobernabilidad.

-Con ese porcentaje –reviré al “sabio” panista-, cabe la posibilidad de que tres partidos obtengan el derecho a formar mayoría y, entonces, ¿cuál sería el pronunciamiento?

Castillo se quedó meditabundo unos segundos y, al fin, concluyó:

-Bueno… falta mucho para que lleguemos a eso. Los mexicanos no son tan incisivos; sabemos negociar.

Tal era la democracia del proponente quien acabó sus días en Alemania, frustrado y sin partido, cuando al fin el PAN que había sido de sus amores había, al fin, alcanzado la Presidencia de la República con una figura con perfiles totalmente opuestos a los del influyente ex dirigente y guía moral. Con él, tampoco resistió el viraje el “legendario” Fernando Gutiérrez Barrios, fallecido unos meses antes de la llegada de los Fox al poder. Seguramente recorrieron la misma senda para alejarse de las truculencias de este México todavía bárbaro.

En fin, he solicitado audiencia con el presidente Peña –la cual no me ha sido concedida a sabiendas de mis condiciones de crítico irredento-, para plantearle algunas preguntas medulares destinadas a entender, si las respuestas son correctas y no evasivas, la convulsa realidad del presente. Como no sé si lograré entrar a la vieja residencia Lázaro Cárdenas de Los Pinos, las formulo aquí mismo para que las vaya repasando y tratando de resolver o hasta desahogarlas, si puede, a través de sus discursos y posicionamientos o mensajes a la nación. Va a necesitar una guía y se la brindo.

  1. ¿Cómo explica que cada reforma por él sugerida convoca al rechazo de quienes deben cumplirla en primer grado, sean maestros, petroleros, médicos y hasta empresarios? La amalgama de tantos miembros de la sociedad, en distintos niveles incluyendo al clerical, por desgracia oscurantista al no percatarse de los nuevos horizontes igualitarios, representa una de las mayores advertencias para la estabilidad de su gobierno, ya muy endeble, cuyo cauce son las convocatorias a la protesta que rebasa los lindes pacifistas porque la indignación supera a la prudencia. Vivimos ahora con el alma en un hilo porque muchos observan los brotes levantiscos como una llamada al infierno; no es tato, desde luego.
  2. ¿Por qué no rompe las cadenas de las complicidades para cumplir con su oferta más llamativa, el de evitar la presencia de personajes “intocables” dentro y fuera de la administración pública? Cualquiera pensaría, en su momento, que daría inicio a la tarea maniatando a sus tíos Montiel y del Mazo –hoy una sobrina del segundo es presidenta interina del PRI, Carolina Monroy del Mazo-, y a sus socios, los de las constructoras como Juan Armando Hinojosa íntimo amigo de Emilio Gamboa Patrón, quien aglutina todo cuanto nos es odioso del sistema y del PRI, o a sus familiares cercanos beneficiarios de las concesiones de las obras públicas más rutilantes –aisladas y, por ende, ineficaces-, como el ferrocarril entre la Ciudad de México y Toluca. Bien sabemos que, detrás de las palabras, se observa la cínica intención de simular y mentir.
  3. ¿A qué le teme para no proceder en contra de los grandes responsables de los genocidios como los de Tlatlaya, Tanhuato, Apatzingán y, sobre todo, Ayotzinapa por cuanto a la repercusión mundial? ¿No le apena ser señalado como asesino en cada foro internacional donde asiste arrastrando la representatividad de un país que no merece ser estigmatizado por su culpa? Nos ha reducido, en el escenario de la geopolítica mundial, al nivel de una nación bananera, de autocracia interminable, propicia para la conquista financiera y política gracias a su condición de “estado fallido” guarecida, por el momento, para no hacer escándalos de más a la sombra del ingerentismo.
  4. ¿Por qué no ordena hablar con la verdad sobre tales condiciones y la falsa “verdad histórica” del caso Iguala-CoculaAyotzinapa? ¿Acaso existen intereses mayores como los de quienes explotan las minas de oro, canadienses en complicidad del criminal Grupo México de Germán Larrea Mota-Velasco, impune entre los mayores predadores, o refinan cocaína en las cuevas infestadas por indocumentados centroamericanos y otros “desaparecidos” infamados con la esclavitud más atroz de la que se tenga memoria?
    En el planteamiento, claro, está la respuesta aunque, por supuesto, dentro de los protocolos fascistas se niegue a rajatabla lo que es evidente… como el desastroso papel de Tomás Zerón de Lucio, titular de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, quien se dio el lujo de modificar los escenarios en Cocula para desvirtuar hechos y prefabricar versiones… como lo hizo hace poco más de veinte años, la famosa “Paca”, Francisca Zetina, utilizada por el panista Antonio Lozano Gracia, con la tutela del gran simulador, Ernesto Zedillo, para tratar de resolver el crimen contra José Francisco Ruiz Massieu?
  5. ¿Por qué se aferra a sostener a quienes ya no tienen ningún apoyo moral ni, mucho menos, de la ciudadanía? Así repite las tendencias de siempre, esto es de los mandatarios que privilegian a sus colaboradores con tal de esconder sus propias manos detrás de los telones de la “alta política”.
  6. Y, finalmente, la pregunta clave: ¿qué le orilla a proceder en contra de los postulados generales y de la soberanía popular? La única respuesta posible es el propósito de incendiar al país para, con ello, garantizar el continuismo en condiciones de emergencia y sin valorar siquiera a la voluntad general que pudiera expresarse en las urnas. En esta encrucijada debe recordar que los mexicanos, aunque sea lentamente, han madurado bastante más desde que existen las redes sociales y pueden participar e informarse sin la guía perversa de un gobierno manipulador.
    Si no me recibe, espero, siquiera, las respuestas. ¡Y no me salga con la falacia de que no se entera de estos planteamientos!

Debate
El sexenio que corre será recordado por dos condiciones: los repetidos genocidios sin culpables –incluida las represiones que se exacerban por la ausencia de un manejo político adecuado-, y el cinismo para programar reuniones, una tras otra, sin alcanzar acuerdos ni soluciones ni alternativas, como en el caso de los enfrentamientos severos entre parte del gremio magisterial y las fuerzas armadas, la gendarmería y los agentes federales llevados al extremo de perseguir, herir y vulnerar a la sociedad en su conjunto.

No han ganado un ápice los falsos presidenciables –que miden la candidatura priísta como un boleto ganador cuando ya ha sido desechado, de antemano, por una ciudadanía cansada, harta-, Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray Caso –escribo con mayúsculas para no convertir esta columna en una feria de minúsculas interminables-, envueltos en una larga secuela de falsedades –“verdades históricas”, las llaman-, que sólo provocan una mayor carga explosiva entre la ciudadanía.

Ya es tal la irritabilidad pública que las farsas de los encuentros en el Palacio Nacional o en el de Bucareli o en la oficina en donde yace el escritorio de Vasconcelos, son sólo remedos de las reacciones callejeras. Comienzan a incendiarse los palacios estatales, las sedes de los Congresos y las dependencias federales y estatales, ante la negligencia oficial frente a los hechos más degradantes, los de violencia, en no pocas ciudades del país.

¿No es éste el mayor síntoma de la descomposición política que pervive y se exalta por la protesta global?

La Anécdota
Sin duda, los personajes más perversos del sistema político mexicano son, en este orden, Manuel Bartlett, falso izquierdista y notorio asesino, Emilio Gamboa, el pederasta fundador de la “cofradía de la mano caída”, y Miguel Ángel Yunes Linares, criminal y ladrón a quien 1.7 de veracruzanos “eligió” como mandatario futuro de Veracruz, la de Duarte, que pasará a ser Yuneslandia.

Pues bien, refería hace algún tiempo cuál fue el verdadero origen de la carrera de gamboa: su histriónica madre, Josefina Gamboa, la “Tía Fina” para algunos panistas y no pocos priístas, especializada en ser el centro de atención en las tertulias que organizaba la elegante Paloma Cordero de De la Madrid:

-Contaba los chistes colorados más atrevidos y así fue ganándose la voluntad de la familia.

Y con De la Madrid llegó su victoria personal al aprovechar el espacio de secretario que había dejado libre Alfonso Muñoz de Cote en la Secretaría de Programación y Presupuesto. Cambalache con faldas.

 

Detrás de cada político mexicano está una mano negra, muy negra.
Los “padrinos” de la vida institucional son los intocables
a quienes no hizo referencia el señor peña cuando aseguró haberse librado de ellos.
Pobrecito: no percibía que respiraban detrás de su cuello.

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